jueves, 24 de septiembre de 2009

Vestida de Olvido

¿Cuánto dura un destello de amor en los ojos? ¿Cuánto permanece la excusa del otro para sentirnos felices?

Quizá, caminando, no se trate del cómo ni del cuánto... quizá se trate del tiempo.

Y yo no uso reloj.

domingo, 20 de septiembre de 2009

Sobre lo cíclico y otros afanes del yo en el amor

Leyendo el último post de mi amiga Mine... su corazón roto contagió al mío. Y recordé. Un recuerdo ayudado por signos que se fueron alojando con cada ruptura en mi cada vez más duro corazón. "Te di un personaje", dice ella. Y cuántos personajes otorgué yo en nombre del autoboicot que borro convenientemente cuando tengo ganas de seguir serruchándome el piso yo solita.

Algunas personas, como yo, hacen entrega, junto con las llaves del corazón, de un diminuto papelito que dice algo así como "vendo alma buen estado: permuto por lugar chiquito vaya a saber dónde (donde vos quieras ponerme)"

Es una cuestión del débil y el fuerte. Un juego de roles donde siempre creí que el amor no tenía lugar, pero al final parece que sí. Cómo se mueve ahí en el medio, no lo sé. Pero juega. Juega al balero y va y viene en el aire. Juega con la ilusión de la entrega y del milagro. Pero en este momento nuestro vacío de utopías, el milagro toma el nombre del fuerte, del que se hace lugar a empujones. Del que desea con ambición.

Y para los que vivimos entregando papelitos y almas, nos queda sólo el momento de recuperarnos a empujones, a fuerza de imitar la idea de los siempre ganan... resentimiento primero: "odio a los que emPUJAN, no hay necesidad, ¡¡¡pero nadie parece entenderlo!!!". Victimización paródica del genio incomprendido, segundo: "él no me entiende/el mundo no me entiende". Autorreproches y agudísimas autocríticas en tercer lugar, dan luego espacio a una paz narcisista que, por suerte, te susurra al oído:

"Soy una diosa, ME quiero"