jueves, 29 de octubre de 2009

Sobre las publicidades de shampoo

Para mí el bañarse es un acto de renovación. Tan incorporada tengo esta máxima que, cuando estoy en etapa de resistencia al cambio, se me da por andar esperando más de lo necesario para amigarme con la ducha.

Y cuando digo bañar me refiero también a la lluvia que va limpiando todo a su paso.
Hablo también de la luz diferente que entra por la ventana de un vidrio recién lavado.
Hablo de mi perro que, en los días de mucho calor -aunque no le guste nada ver de cerca la manguera- después del baño se reanima, siente hambre y ganas de correr.

Últimamente andaba con muchas ganas de bañarle las intenciones a mi novio. Nunca se lo dije, pero lo vengo imaginando mojado en mi deseo.

Y claro. Es recién ahora, cuando lo encuentro yéndose a buscar desesperado otro aire y sin ver llover, cuando reacciono y me pregunto si la que necesita un baño no soy yo. Porque de bañarnos juntos por ahora ni hablar.

Igual las ganas que tengo.